La Ardilla Moruna llegó a Fuerteventura en el año 1965 de la
mano de un vecino de Gran Tarajal, quien trajo una pareja de la zona marroquí
de Sidi Ifni. Parece ser que al hombre se le escapó una de estas ardillas y
luego decidió liberar a la otra y de esta manera han colonizado la isla.
Son animales adorables pero hay que tener cuidado, la gente
les da de comer contribuyendo así a su proliferación y arriesgándose a contraer
algún tipo de enfermedad. Es portadora de un virus recurrente tipo
hispano-africano transmisible al hombre y es sensible al tifus murino, al
Kala-azar o a la leishmaniasis cutánea por lo que puede provocar la muerte por
septicemia global como consecuencia de su mordedura.
Son bastante agresivas cuando se enfrentan entre ellas por
la comida que les dan los turistas, no siendo difícil que te procuren un buen
mordisco en sus trifulcas.