El gran macho montés se alimenta tranquilamente, indiferente
ante la atenta mirada del fotógrafo. Un simple paso mío hacia su posición y me
hace saber que ya no soy bienvenido más allá del límite impuesto por él. Yo
retrocedo diez pasos y lo dejo tranquilo en su reino, recordad que ellos son
los que marcan hasta donde te puedes acercar, siempre hay que respetarlo y si
no eres capaz de hacerlo, dedícate a otra cosa que esto no es lo tuyo…