Hace tiempo que andaba detrás de este gran macho montés,
pero no conseguía acercarme a el lo suficiente. Hoy por fin lo conseguí, aunque
me costó sangre, sudor y alguna lagrimilla de felicidad, pero mereció la pena.
Es un animal precioso y será difícil volver a verlo con los
descerebrados de los cazadores rondando la zona.