Hoy dura jornada en la Sierra de los Ancares, quería hacer
unas fotos de los rebecos entre la espesa niebla, pero al final a la espesa
niebla se le unió la lluvia, el viento y cinco grados centígrados que dejaron
al fotógrafo y su equipo calados hasta los huesos después de cuatro largas
horas haciendo fotos. Por suerte mereció la pena.
Por cierto, definitivamente a Galicia la abandonó el sol.